miércoles, 16 de marzo de 2011

Día Blanco


¡Qué sueño! -pensé al levantarme a las seis menos cuarto, pero a la vez sentía nerviosismo y alegría. Me vestía a toda prisa, desayuné... terminé de arreglarme y Carolina e Inma me estaban esperando en mi puerta. Un poco más tarde ya vino el autobús. Eramos los últimos en montarnos. Al montarme sentí mucha vergüensa, puesto que todo el mundo me estaba mirando. Pusimos rumbo hacia Sierra Nevada (Granada) y cada vez estaba más nerviosa. Hasta que paramos se me hizo un poco largo, puesto que estábamos las tres sin hablar con nadie, excepto con Lourdes, una niña de la Parrilla. Llegamos a Granada, y en una rotonda recogimos a los monitores Borja y Cristián, también a la hija del maestro, Ana que estaba acompañada de su amiga. Cristián nos cantó una canción muy divertida que pronto se nos pegó y no dejábamos de cantarla, era un monitor muy gracioso y nos ponía algunas canciones pasada de época. Nos reímos mucho con ellos y con sus maravillosas mentirijillas. Primero fuimos al C.A.R.D, que es el centro de alto rendimiento deportivo. Vimos la piscina, una pista en la que se podían hacer muchas cosas, como el salto de perca, voleibol, baloncesto... Luego nos dispusimos para una extensa pista en la que nos íbamos a tirar con unos trineos. Algunas personas se caían de los trineos y yo me hartaba de reír. Ahora me tocaba a mí, me resbalé y antes de que me diera cuenta estaba en el suelo, la verdad es que me dolió. Esperamos al autobús para que nos llevamos a Pradollano, allí nos pusimos a comer, compramos un recuerdito y nos fuimos para pista donde íbamos a divertirnos con las biciesquí y los roscos. Para llegar a lo alto de de la pista de donde nos tirábamos, utilizábamos una cinta que era un poco lenta y eso me agobiaba un poco. Me tiré unas pocas de veces por cada sitio y quería seguir porque me lo estaba pasando en grande, y el maestro me comunicó que ya nos teníamos que ir; me puse triste, pero no me quedaba otra. Así que nos fuimos para el autobús. Soltamos a los monitores, a Ana y a su amiga, nos despedimos de ellos y ya los estábamos echando de menos. Cuando nos veníamos para acá, las cosas cambiaron, ya nos hablábamos todos y conocí a un niño muy majo, Jaime que me cayó muy bien. Entonces iba más distraída y cuando me di cuenta estábamos en Écija. Fue una pena venirnos tan pronto. Me lo pase muy bien estaba deseando ir otra vez para ver a los monitores, a los hijos de la directora, a Ana ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario